Las
primeras experiencias en este campo respecto de la salud son las vacunas, cuyo
impulsor fue el médico inglés Edward Jenner (1749-1823), descubridor de la
vacuna antivariólica a comienzos del siglo XIX, paso inicial. En la actualidad,
son varias las ramas de actividad que utilizan esta tecnología de la vida,
sobre todo en lo que respecta a nutrición y saludara terminar con la viruela,
epidémica por entonces, erradicada hacia 1980. Los humanos, a diferencia de
otros menos complejos que sintetizan en su interior los nutrientes a partir de
sustancias simples, requieren el consumo de sustancias ya elaboradas, por lo
cual se alimentan de vegetales y animales que ya las traen sintetizadas
(proteínas, lípidos, glúcidos y ácidos nucleicos). Si bien abundantes durante
la mayor parte de la historia humana, el doble efecto de la expansión
demográfica junto con una mayor longevidad y los efectos degradantes del medio
ambiente producto de la industrialización llevaron a una encrucijada aun hoy
sin resolver: ¿cómo aumentar la producción de alimentos sin continuar dañando a
la naturaleza? Es decir, ¿cómo alimentar a un número creciente de personas sin
arrasar con la biodiversidad natural? Como alternativa a la deforestación y a
la extinción de animales y plantas, la Biotecnología aparece como una solución
plausibleUno de los casos emblemáticos a este
respecto es el del denominado “arroz dorado”. Esta variedad incluye
beta-caroteno, que favorece la producción de vitamina A, la que, entre otras
funciones (formación y crecimiento de las células epiteliales, ayuda a formar
tejidos nerviosos, interviene en el crecimiento y manutención de los huesos,
etc.), juega un papel importante en preservar la visión y prevenir algunos de
sus problemas, puesto que genera los pigmentos imprescindibles para el
funcionamiento de la retina. Su carencia es una de las principales causas de
ceguera.
Otro tanto puede observarse en la inclusión de carotenoides en otras frutas y
hortalizas que no los poseen (intervienen en la coloración), que, además de
preservar la visión, también ayudan a la prevención contra el cáncer, los
problemas cardíacos y, al ser antioxidantes, protegen a los organismos de los
radicales libres y, por lo tanto, del envejecimiento prematuro. Usualmente, son
los responsables de los colores amarillo, rojo y anaranjado en el reino vegetal
y de muchos en el animal (salmón rosado, por ejemplo).
La
terapia con células madre es otra de las técnicas, tal vez la más resonante en
los últimos tiempos. Ella se basa en que existen células indiferenciadas en el
ser humano (esto es, que no tienen una función específica, como, por ejemplo,
las epiteliales, las neuronas, etc.), capaces de adaptarse a la función que el
organismo requiera.
Para
ello, las investigaciones se orientan a hacerlas crecer en el laboratorio y
guiarlas hacia aquellas del tipo deseado, para luego insertarlas en el
organismo con el fin de sustituir a las que presentan patología. Al menos en
teoría, ello supone que son una fuente renovable de células y tejidos que
permitiría tratar muchísimas enfermedades de todo tipo. Si bien las prácticas
asociadas a la Biotecnología ganan cada vez más terreno en la consideración
científica, al mismo tiempo generan cierto recelo.
Uno
de los aspectos más criticados es el de los cultivos transgénicos. Además de
los problemas denunciados de los pesticidas asociados a ellos (que atentan
contra la biodiversidad al destruir plantas autóctonas y animales donde se
implementan y el riesgo de envenenamiento directo en su aspiración por seres
humanos, la contaminación de las aguas, las deforestaciones, etc.), existe
incertidumbre sobre las posibles modificaciones genéticas que su incorporación
a los organismos (incluidas las personas) puede conllevar en el largo plazo.
Esos genes extraños podrían producir (de hecho, lo hacen en cultivos más o
menos cercanos) combinaciones indeseadas, que tendrían la capacidad no querida
de ser fuente de mutaciones genéticas a futuro, no solo en vegetales, sino
también en animales. La ingesta de esos productos alterados directamente o la
de ganado alimentado con ellos, se argumenta, es factible que produzca
alteraciones relativamente menores (alergias, por ejemplo) o mayores
(enfermedades, discapacidad y hasta muerte).
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